viernes, 20 de agosto de 2010

La Pasion

Etimológicamente, la pasión es una palabra que viene del griego "pathos". Pathos tiene traducciones diversas, tanto oscuras como luminosas. Las pasiones son plurales, pero voy a escribir sobre ella en singular. A mi me ayuda y me gusta, pensar que la Pasión es una Mujer. Cada uno que se imagine lo que pueda.
Como siempre, no pretendo escribir un tratado sobre la pasión, hay muchos y de mejores autores que éste que escribe.
Pretendo hablar de la pasión, desde mi centro y mis bordes.
La pasión es, claro está, motor fundamental de la vida, una de las formas en las que se manifiesta nuestro deseo.
El pathos abarca desde la enfermedad ( patos de patología) hasta una de las formas de amor erótico, factible de traducirse en felicidad esporádica, tristeza profunda, en musa de obras de arte, en raptos de producción creativa.
Pero sea pasión amorosa o dolor lacerante, en ambos casos, la Pasión es algo padecido, es un sentimiento poderoso que nos "pasa", que podemos resistir en nuestros actos, pero que no podemos evitar en nuestros sentimientos.
La pasión es motor que impulsa a vivir, y obsesión que no deja dormir. Es alegría en contadas ocasiones, y tristeza y dolor la mayoría de las veces.
Una de mis grandes pasiones, obviamente, es el Wing Chung Kung Fu.
Es una pasión de larga data, mas de 20 años hace que la siento.
Como toda pasión, me dió y me quitó mucho.
Me dió autoconocimento, fortaleza, destreza, sagacidad, amigos, experiencias, honores, reconocimientos, y trabajo y dinero. ¿Como hubiera sido Leandro sin Wing Chung? Probablemente un tipo común, con un montón de potencias que hubieran quedado sin conocer, desarrollar, explorar.
Pero mi pasión me quitó también, y mucho. Me sacó de noches de sueño tranquilo, donde estaba obsesionado por técnicas o por dominar el arte. Me alejó de una vida segura, una carrera aprobada socialmente, un crecimiento dentro de la norma establecida.
Me distrajo de amores y amistades de juventud, momentos importantísimos donde mis amigos y amores disfrutaban, vivián, crecían, simplmente disfrutando ser jóvenes. Siete veranos de mi vida pasé estudiando Wing Chung, me perdí playas, risas, caipirinhas, amaneceres, abrazos, caricias,y aventuras de jóven veinteañero. Vendí equipos de música, piano, armas de fuego, libros, ropa y muchos objetos para poder viajar y aprender, en la época que aún no podía generar con trabajo el dinero para pagar mi aprendizaje.
Pero aprendí Wing CHung Kung Fu...que es algo...COPADISIMO!
"Arte -ciencia-juego" donde crecemos corporalmente y mentalmente, ganando poder, sensibilidad y conciencia de nosotros mismos y los demás.
No hay ganacia sin pérdida, ni pérdida sin ganancia.
La vida no me engañó: fui fiel a mi sentimiento, aposté, gané, perdí, elegí. Estoy satisfecho con el resultado!
Hoy miro para atrás, y aunque siento el dolor de lo perdido, siento que hice bien. Me fui fiel, ya lo dije, a propósito lo repito.
Ser fiel a la pasión, o al propio deseo, es ejercer una esclavitud elegida.
¿Cómo?
Si. Es ser fiel a algo que nos supera, que nos hace sentir que no somos los dueños absolutos de nuestro destino. Pero somos libres de elegir si seguimos o no nuestras pasiones, nuestras convicciones. Si vamos tras aquello que nos da sentido para vivir, o si cedemos a la comodidad y seguridad de una vida convencional y sin sorpresas.
Paradoja terrible: padecer pasiones que no controlamos, ser libres únicamente de elgir seguirlas o dejarlas pasar. La distracción es la actividad principal de la mayoría de la raza humana. Un mundo de gente que sigue sus pasiones tal vez sería hermoso, o tal vez caótico y terrible. Por lo que sea, son una minoría quienes se entregan a seguir sus pasiones.
Artistas, científicos, creadores...seres convencionales que arriesgaron donde la mayoría pasa de largo.
Algunos dichosos "triunfadores", viven disfrutando su pasión.
Pero en general, los apasionados sufren, padecen, y no siempre logran el éxito y reconocimiento en el mundo.
Siguiendo una obra, una inquietud que los excede, que los llama, entran en conflicto con "la mayoría" que se adaptó al Sistema social, aquellos que funcionan plenamente adaptados.
Padres, hermanos, amigos, incluso parejas, cuestionan constantemente su lugar en el mundo, su quehacer, el sentido de su existencia y de su producción.
Increíblemente, a pesar de todo, algunos ... perseveran.
Las historias de aquellos que lograron el éxito o el reconocimiento social, siempre me conmueven.
Pero mas me conmueven aquellos textos no publicados, que duermen en un cajón, aquellos proyectos inteligentísimos que no vieron la luz, o los inventos que no triunfaron, guardados en algún taller o laboratorio esperando una presentación que quizas nunca llegue. Imagino canciones y poemas inéditos, que podrían ser los mejores del mundo, pero no llegaron a nosotros. Quedan reservados a un anonimato eterno.
La pasión de la que hablo, está inextricablemente ligada a nuestro deseo profundo, a nuestra verdad subjetiva .
La verdad, en el fondo, no importa si triunfa o no triunfa.
Importa eso sí que sean de algún modo, visitada, y vivida.
Y por eso, es que posee esa doble cualidad: de ser placentera/gozosa, y ser sufrida/dolida.
La Pasión es un letrero invisible que representa gran parte de quien somos en el mundo. Descifrar el texto del letrero es tarea importante si se desea ser un poco mas libre. Alguien que se apasiona, convoca accidentalmente su mejor energía y la articulación de la batería simbólica potencial.
La Pasión, es hermana del Goce ( Fuente energética-tendencia al exceso), dicho en bruto, algo así como el surtidor de la estación de servicio donde cargamos el auto, se encuentra ligado al depósito de combustible que subyace, de donde extrae la energía de nuestro vehículo. Aprovecho la metáfora vulgar, con una advertencia: si prendemos un fósforo, todo puede estallar en mil pedazos.
Hacemos arte, pero con combustibles y materiales explosivos. Se puede salir herido ( de amor, de golpes)
Cuando en SDS logramos despertar una "pasión", el/la sujeto pone sus mejores energías, trabaja al máximo, y produce una diferencia sustancial que lo / la hace mas capaz, mas libre.
"Wing Chung es mi pasión", escribió César, un ex alumno, como nombre de su Grupo en Facebook.
Es una pasión de muchos, no sólo de César y mía!
Para mi lo apasionante del Wing Chung es la fusión de arte y ciencia, de simplicidad con sofisticación, de eficiencia con autoconocimiento, que éste Arte de Centro proporciona a quienes lo practican, a quienes lo cultivan.
Hace 5 años atrás escribí un libro sobre ésta pasión, con un tono formal y científico. En ese moemento, estaba en un período "cientificista": me esforzaba al máximo en demostrar que era una pasión rigurosa, lógica y matemáticamente organizable. Una pasión de piel y energía, pero fundada en bases racionales. Luego vinieron grandes goces, dolores, excesos, pérdidas. Y cambié de etapa.
Hoy no me esforzaría tanto en el aspecto lógico formal, sino en el pasional.

El Gran Maestro Yip Chun ( aparece en la Película Yip Man, Legend is born, como el Maestro Leung Bik en la farmacia de Hong Kong) no se quiere jubilar, tiene 84 años, y dice :"¿Para que jubilarme? Si es mas divertido hacer chi sao con mis estudiantes, y salir con ellos a tomar el té. ¿Que haría? Sentarme en casa... ¿y luego qué ?"
O sea que Wing Chung también es pasión porque forja amistades indestructibles, entre Sifu y alumnos, entre compañeros, y también despierta amores y calenturas importantes ( no sé si indestructibles, pero si profundas. Ya escribí sobre "El Wing CHung y el Amor")
Sin embargo, como invitación y advertencia, siempre sugiero que es bueno tener mas de una pasión.
Una pasión única se transforma fácilmente en causa, doctrina, y tarde o temprano desemboca en una droga cultural, en una religión encubierta, o en una filosofía con pretensiones absolutas.

Moy Yat pintaba, esculpía, escribía, enseñaba, pensaba. Disfrutaba y se apasionaba de muchas maneras. El buen lector también entiende que si digo que es bueno tener mas de una pasión, también sugiero que es bueno tener mas de un amor. No abogo a favor o en contra de la infidelidad ( eso es de decisión íntima, personalísima), sino de la pluralidad de afectos: pareja, amigos, familiares, compañeros. No poner el corazón en una sóla actividad, ni en una sola persona.
Wing Chung es una de mis mujeres, tal vez la única que me duró 20 años.
Como una mujer, a veces me fastidia, me cansa, me abruma, me preocupa, me aburre.
Otras veces me apasiona, me excita, me enloquece, me llena de felicidad, de alegría y emociones hermosas.
Tengo con ésta pasión, una relación de dos décadas, por eso mis alumnos a veces admiran mi habilidad, pero a veces no entienden que hay días que no quiero golpear. Que quiero ver una película con ellos, sentarme y conversar.
Como toda pasión, no se trata solo de hacer el amor con el cuerpo. A veces se quiere hablar, a veces escuchar, a veces sólo observar. Y a veces se necesita tomar un poco de distancia, para que el deseo vuelva a surgir renovado.
Los ultimos diez años hice Luta Livre, Vale Todo, Kali Filipino, Tiro Defensivo, Tango y proseguí mi formación psicoanalítica. Estas actividades me han apasionado también, pero nunca obturaron ni eclipsaron esta pasión por Wing Chung, este amor veinteañero que aún subsiste al iniciar los cuarenta, y espero que me acompañe mucho tiempo.
En momentos que puedo sentirme triste, incluso desesperado, me rescatan los amores, y también, me salva tener una pasión, un amor enorme por una práctica que no quiero perder, que quiero transitar, que necesito no morirme para saber mas, para evolucionar, y para no dejar de redescubrir las mil y una facetas de la pasión de jugar, crecer, pensar, sentir, por el campo central del existir.

Leandro Crivellari