jueves, 15 de noviembre de 2012

El Secreto de mi Kung Fu

Un alumno mío muy querido y muy talentoso, se acerca a mi hace un par de semanas,y me lanza una gran  pregunta:
 "Sifu... ¿ Que es mas importante para usted? ¿Ser buen practicante?, ¿o ser buen Sifu?"

Y entonces tuve un Flashback, de esos como los que tiene Kwai Chang Kane (David Carradine) en la serie " Kung Fu". Pero en la vida real.

Y recordé una historia de mi Kung Fu personal.
Estaba yo con mi amigo y ahora Maestro, Julio Camacho, y nuestro Sifu Léo Imamura, alrededor de 1995.
 Viajábamos en auto por Sao Paulo. Nuestro Sifu  nos contaba la historia de que cuando fué a New York,  él era todavía muy jóven, y entrenaba mucho su Siu Nim Tao.
 Y Sigung Moy Yat un día vino y lo reprendió. Le dijo que tenía que entrenar menos con el cuerpo y mas con la cabeza. Ya entrenaba demasiadas horas de técnica, su tiempo de querer ser un gran luchador había pasado:"ya eres demasaido viejo para eso". En cambio, debía prepararse para hacer un buen Sifu.

Otra vez, en 1998, fué Julio Camacho mismo que vino a visitarme a Buenos Aires, para ayudarme con mi Kung Fu. Yo en ésa época estaba entrenando Luk Dim Bun Kwan ( Bastón Largo), Julio lo hacía mucho mejor que yo. A mi me costaba. Sufría...

Y nuevamente , en la conversación durante el descanso, mi Sihing me dijo que no me preocupara tanto, que en última instancia, nos teníamos que preparar para ser buenos Sifus: "No tenés que  obsesionarte tanto con el entrenamiento. Nos tenemos que preocupar en ser buenos Maestros. Si te lo ponés a pensar, vas a ser mas horas de tu vida un Sifu , que un practicante".
En ambas  escenas, no me gustó nada lo que me dijeron, ni mi Sifu ( Maestro), ni  mi Sihing ( Hermano mayor) .
 Hoy creo que a mis 28 años, yo todavía atesoraba una imágen ideal, una  esperanza de llegar a ser, algún día, un "gran practicante" de Wing Chung( Ving Tsun).

Pero la paradoja es que a mi, nunca me gustó mucho entrenar. Mucho menos hacer gimnasia.

Siempre me apasionó el Kung Fu, la inteligencia de nuestro Arte, los beneficios en relajación, perspicacia, habilidad, percepción, combate, aplicación en la vida diaria, etc.

Pero la práctica en sí misma, transpirar y esforzarme hasta no poder más, lo hice porque era necesario, pero nunca me gustó mucho.
 Nunca fui un  buen deportista, ni un amante del "training". Al menos, no tanto como a otros compañeros míos, que yo veía que disfrutaban de "entrenar y entrenar y entrenar".

Y quiso mi deseo ( porque más tarde, con Análisis y Meditación, reconocí que ése era mi deseo!), que a pesar de ésa contradiccion aparente, me dedicara yo al Wing Chung, a la enseñanza, y abriera una escuela de Wing Chung.

Entonces me encontré, durante los últimos 15 años, abriendo mi escuela, 5, 6 y hasta 7 veces  a la semana. Muchas horas cada día. Desde la mañana, hasta la noche.
Enseñando "Y" practicando con muchas personas diferentes.

En medicina, se le dice a los futuros médicos : " Primero lo ves, después lo hacés, y luego lo enseñás". Pero ese proceso se realiza muchas veces.

Cuando uno se hace Profesional de lo que le gusta, se da una gran  ironía: hay que hacerlo cuando se tienen ganas, y cuando no se tiene ganas también!

Porque se tienen alumnos. Uno los quiere, se preocupa por ellos. Debe honrar su posición de Guía,  y debe responder por el dinero y la enrgía y el tiempo dedicado por los alumnos.

 Y se abre la escuela. Y se da la clase para ellos. Y en mi caso puntual, yo practico siempre con ellos. Y si no practico,  observo,  escucho, y pienso.
 Con ganas, sin ganas, con pasión , sin pasión, estando sano, estando enfermo, cuando hace frío, cuando hace calor, cuando vienen muchos, y cuando vienen pocos. En épocas de bonanza, y en épocas de crisis.

Y así...sin darse cuenta, uno practica, una y otra vez, todos los ejercicios del sistema, desde Pak sao hasta Bat Jaam Doa. Uno practica, y se olvida que está practicando. Porque deja  de estar enfocado en "Sí Mismo" ( la importancia personal), y empieza a estar concentrado en sus alumnos, y en la relación entre ellos y uno mismo.
Se van tejiendo lazos, vínculos, compromisos. Pasa el tiempo

Y así, sin darse cuenta, como distraído, uno practica mucho... Mucho más que cuando estaba "preocupado" por practicar.
Practica con mas placer, y relajado, naturalmente, mejor que cuando se pensaba sólo como practicante. Y pasan las horas, los días, los meses,y los años.

Y entonces, sin que nos demos cuenta,  llega un día en el que el alumno sonríe y emite un cumplido por la  habilidad que hemos conseguido en el Arte. 
El cuerpo se mueve, la mente reacciona, las palabras fluyen.
 Los alumnos aprecian y agradecen.
Y uno no sabe bien "quien" hizo ese movimiento, ese comentario, que al alumno le llegó tanto.

Así que pensé...y le respondí  a mi alumno: " Cada caso es distinto. Fijate y descubrí como es para vos. En mi caso, mi experiencia es que yo logré mi habilidad, no siendo un practicante preocupado por mi mismo, sino un Profesor Guía atento en mi relación con el otro, en ese puente tendido con el otro, prestando atención a lo que pasa en el medio de ambos".

El Secreto de mi Kung Fu fue en realidad un accidente: me olvidé de mi, me olvidé de practicar, hice de mi prática una extensión de mi vida, y de mi vida , una extensión de mi práctica.

Dejé de mirarme el ombligo, levanté la vista, me encontré con otros. Y me entregué a ese encuentro lo mejor que pude.

 El Secreto de mi Kung Fu es que fui haciendo  el viaje con mis alumnos, mis colegas,  mis Maestros, y la habilidad y cierta sabiduría fueron llegando sin ser buscadas.

Espontáneamente...Naturalmente.

Compartiendo, pensando y sintiendo con otros.

"Viviendo, hablando, compartiendo el Wing Chung Kung Fu"

Leandro Crivellari