sábado, 26 de junio de 2010

SDS: una topología subjetiva

Explicación del Logotipo: concepto dinámico- estructural de entrenamiento cruzado.
SDS es un método de entrenamiento y desarrollo de atributos físicos, mentales y emocionales, inspirado en el cruce de tres disciplinas límite, nobles, paradigmáticas... imposibles: Wing Chung, Zen y Psicoanálisis.
A través de nuestra operación de superposición de estos tres campos hacemos surgir un nuevo modo de entrenamiento que tiene como virtud compensar aquel registro que cada uno de ellos, por separado, tiende a dejar faltante.
La compensación no elude la falta . Solo evita el peligro de dispararnos hacia lo ilusorio de adherir a un sistema cerrado y completo, y dirigir nuestras vidas tras ello.
En el Logo también se rodea y se limita, efecto de tironeo centrífugo, el campo subjetivo que pretendemos abordar.
Al carecer de un punto de apoyo o de una doctrina única que dé certeza sobre un camino predeterminado; a falta de un punto fijo espacial, simbólico u objetivo, que sirva de base sólida para construir una subjetividad (realidad objetiva, conciencia moral, filosofía, o religión que explique todo) proponemos una inversión radical, con eje en un Centro, constituido en el tironeo de cruzamientos, bordes, y anillos opacos, símbolos de tres experiencias, que dejan espacios llenos y vacíos, que producen varios centros luminosos, y dejan grandes áreas brillantes no centrales (pero importantes) sin tocar. Áreas para las que no hay saber posible., sólo experiencia directa, ensayo y error, pero nunca sistema.
Al menos, no hay un sistema de vida "a priori". Lo construido en la experiencia obtenida en el camino se llamará estilo propio. Los sistemas mencionados son sistemas vacíos: no agregan nada de sí, mas bien extraen, hacen surgir la experiencia del propio centro, sin una ideología del sistema en sí mismo.
La Falta es una característica estructural de la psíque y del cuerpo humano: un sistema espiritual signado esencialmente por lo incompleto. La Falta, en tanto límite, funda simultáneamente el verdadero horizonte de nuestras posibilidades. Nos enseña territorios fértiles por fecundar.
Agujeros que son el hambre que hace causa y nos moviliza, anhelo recurrente que nos permite convertirnos en hombres y mujeres de conocimiento. Persiguiendo un fruto inalcanzable, tenemos la ventaja al menos de recorrer un camino. Si el camino tiene "corazón ", puede que terminemos más sabios y felices.

Para nosotros se trata, entonces, de proponer experiencias de cruce, en las que el yo cotidiano se ponga entre paréntesis, se suspenda, para dar paso a una experiencia subjetiva singular : la sorpresa .
El secreto de su eficacia reside en el desplazamiento de nuestro punto de mira: desprendernos paulatinamente de las ilusiones imaginarias, y focalizarnos en el propio Centro.
Giro copernicano donde el sujeto (no el yo, lugar ilusorio, tanto en el Wing Chung Kung Fu, el Zen y el Psicoanálisis ) se reencuentra y descubre, como centro: cuerpo, borde, piel, energía, pulsión, deseo, a través del ejercicio del discurso, el movimiento y el silencio.