viernes, 30 de abril de 2010

El cambio de la temporalidad subjetiva

Se dice que el Cambio climático es inexorable, que estamos destruyendo nuestro planeta talando árboles, contaminando la tierra, el aire y el agua, matando especies animales, creando tremendas desigualdades económicas y sociales entre los hombres.
Que nos quedaremos sin agua potable, sin comida, sin combustible, que nos van a matar los virus y epidemias.
El otro día escuché que para el 2012 una tormenta solar nos va a quemar como un soplete.
Son cambios ambientales, climáticos, y en definitiva, espaciales y materiales de los que mas se habla.
Pero si no defendemos una manera sana de vivir nuestro tiempo, creo que ya estamos muertos. O mejor dicho, vivos biológicamente, pero "internetizados"
Yo nací en 1970, con lo cual viví tres décadas muy diferentes entre sí. Cuando todavía estaba en la panza de mi mamá, mis padres vieron en una tele blanco y negro, que el hombre llegaba a la luna. Durante los 70 fui un niño que pensaba que los presidentes eran militares normalmente. En los 80 fui un adolescente que coincidía con el destape sexual y la aparición de la democracia y la libertad. En los 90 fui un jóven que creyó que Argentina era el 1er mundo y que eramos así como una versión en español de los Estados Unidos. Y en el 2000 me torné adulto, y viví la debacle de esos sueños, el despertar de la realidad , la visión estrepitosa de la Argeninta real y sus crueldades. Muchos de mis amigos emigraron a primer mundo: no aceptaban bajar de categoría de vida para defender una construcción nacional.
Yo pudiendo irme con mis papeles en orden, elegí mi crueldad argentina, y no la comodidad y el confort del Primer Mundo, y me quedé a luchar y a construir aquí, donde tenemos solo 200 años y todo está aún por hacer.
Hago este recorrido de mi percepción limitada de tres décadas, tan diferentes entre sí, y sin embargo , comunes en cuanto a la cuestión de la Temporalidad.
A partir del 2001 empecé a percibir una aceleración de los tiempos. La masificación de los celulares, de Internet y de la conectividad digital, empezó a modificar la percepción y también el modo de transitar el tiempo subjetivo.
Polaroid dió de baja la fabricación de sus cámaras de impresión inmediata (unos 2 minutos de espera), porque el mercado se movió hacia la satisfacción "instantánea" ( no sepuede esparar 2 minutos para que vemo la foto: la tenemos que ver YA!)

En la antiguedad el tiempo lo dictaban las estaciones y los dioses. En el Medioevo, las campanas de las Iglesias y los Templos, la religión organizada. En la modernidad, el Dios Cronos se mecaniza, y con la revolución industrial se inica una temporalidad marcada por la máquina y la fábrica.
Desde el inicio del nuevo milenio, la temporalidad da Aparece el reloj de pared, el de pulsera para todos. Hasta ahí había una circularidad y espacialidad. Finalmente los relojes digitales convierten el tiempo en una cifra.
Se produce un nuevo salto, y la rapidez de la máquina se transforma en la inmediatez e instantaneidad de internet.
No quiero volar alto, filosofar sobre la posmodernidad y el tiempo. Prefiero hablar desde el llano de mi experiencia como Maestro.
Mensajes de texto, blackberrys , notebooks y palms transforman el tiempo y el deseo humano en un presente que oprime sin parar y no permite la espera.
No se puede ir a cagar, o bañarse, o atender 60 minutos a un alumno sin que aparezca una queja y demanda de respuesta, sin posibilidad de dilacón, de espera. No se soporta dejar un mensaje en el contestador para que sea respondio en 1 o 2 horas.

En los 80, pensar en que ser maestro de Kung Fu para los chinos era un proceso que llevaba unos 10 años, nos parecía normal y aceptable. Que un análisis llevara 15 o 20 años también era comprensible: el conocimiento del sujeto y la comprensión de si mismo bien valían 1 o 2 décadas de trabajo.

Hoy mi Instituto SDS Sede Palermo cuenta con unas 20 personas de formación estable ( que van desde 2 hasta 10 años de aprendizaje), y unos 80 alumnos y cursantes altamente fluctuantes, que rotan, vienen y se van en períodos muy cortos. A veces duran meses, y otras apenas semanas.
Veo mucho mensajito de texto y mucho muro de Facebook, pero poca vinculación real, y poco compromiso con el deseo propio.
No se trata de una práctica constante para hacer feliz al Maestro ( la felicidad del Maestro es problema de él y no de sus alumnos), sino mas bien de la constancia en perseguir un deseo propio del aprendiz.
No quiero ser tajante y decir que se trata de una pura pérdida. La pura pérdida no existe: siempre se gana algo al perder, y se pierde algo al ganar.
El cambio de la temporalidad subjetiva a través de internet, da mayores posibilidades de conexión con otros, y un acceso a información múltiple que en el pasado era inimaginado.
Pero el ejemplo elocuente lo encontramos en el propio Instituto: los alumnos tienen acceso a videos de las formas y los ejercicios, tanto de nuestra propia autoría como de miles de otros Maestros y Profesores,en you Tube, y sin embargo...tardan mucho e aprender secuencias, tienen impaciencia en el dominio de movimientos y conceptos , y como resultado, tiene mas acceso a información, pero menos "formación " que los practicantes de décadas pasadas.
(continuará)