Estaba anoche en el cumpleaños de uno de mis alumnos, había tomado unas copas al punto de no estar ebrio, pero si mas abierto y sincero. Otro alumno observa a un compañero que antes era mas rígido y estructurado. Lo ve bailando con su novia, disfrutando, relajado, libre, amando sin preocupaciones.
Y entonces le dice en broma : “Me tenés que dar el teléfono de tu terapeuta”.
¡Risas generales! Habló la verdad!
Asentí el comentario acertado y dije: “el psicoanálisis a mi me salvo la vida”.
No la vida biológica, sino la vida vivida, la psicológica. Pude zafar de mis inhibiciones (no todas) y animarme a vivir mi propia vida. Pude ir en dirección diferente del mandato familiar, y del deseo de mis padres, lo que ellos deseaban como “lo bueno” para mi.
Pude elegir la vida que quería para mi, aceptar sus alegrías y dolores.
Tal vez sea por eso que a veces puedo producir un rechazo en alumnos que vienen a aprender Wing Chung conmigo, que les gusta mucho el arte que aprenden conmigo, la técnica y la habilidad que adquieren, el ambiente jovial de la Escuela, pero que no les gusta el hecho de que a pesar de que no ejerzo el análisis en mi trabajo como Maestro (son cosas distintas), mis comentarios colaterales, mi forma de ser “apestan a psicoanalisis”.
Tal vez ellos quisieran un Sifu mas tradicional, que se vistiera de chino, y les hablara de Taoísmo, Budismo, Confucianismo. Yo hablo de todo eso, pero también a veces menciono a Freud, a Lacan, a la experiencia del diván, del análisis de grupo, del psicodrama. A un Do (camino) que no existe en Oriente, sino que es hijo y producto de Occidente. Y funciona!
Y bueno….no se hacen Sifus a medida de cada uno.
Tendrán que poner en la balanza lo que les gusta y lo que no, y si a pesar de todo vale la pena aprender conmigo, me tendránque aguantar, como yo los banco a ellos. Las relaciones nunca son perfectas.
Siempre digo que el Sensei Miyagi de “Karate Kid” no existe. Un maestro que te enseña karate, te defiende en momentos de peligro, te enseña a vivir, es tu mejor amigo, te regala el auto, te paga el pasaje a Japón, te consigue novia, y todo eso…gratis!!!!
Miyagi no es sensei de Daniel san: es su padre adoptivo, un padre casi perfecto, ideal.
Un sensei / sifu es otra cosa.
No es un padre real, sino un "profesional de la función paterna".Cuando digo profesional quiero decirque se formó para hacer su trabajo, y también que por lo tanto nolo hace gratis, sino que cobra para hacerlo. No lo hace sólo por amor, porque no es un padre real, sino un padre simbólico. Por eso cobra. Y por eso cobra bien, porque es muy difícil y muy importante lo que hace.
Es alguien que ayuda a enriquecer los aspectos simbólicos que en psicoanálisis se llaman "Nombre del Padre". Muy distinto a creer / hacer creer que es “el Padre Real”.
Transcribo un afirmación del Dr- Jacques Lacan (Psicoanalista Francés): “el niño necesita un padre en la cabeza, no el idiota que mira televisión en casa”. Así un occidental del siglo XX pudo deslindar el padre concreto del padre simbólico , el que opera en la mente.
Yo tuve un padre bueno, que ya falleció, lo recuerdo hoy en el día del padre, y escribiendo éste artículo le hago mi homenaje.
La vida y el destino quiso que vivieramos lejos durante 30 años, y que en el interín nos viéramos algunas veces, que yo viajaba a EEUU o Méjico para pasar tiempo con él. Almismo tiempo, tuvo momentos geniales: me afirmó como hombre en mi sexualidad, me apoyó en el kung fu suscibiéndome a mi revista americana favorita ( "Inside Kung Fu") e incluso me dijo: "lo importante para mi, hijo, es que seas vos mismo, que seas feliz"
Esa falta hizo que yo, para no volverme loco, para crecer, buscara padres sustitutos: tío, maestro, analista, libros, y claro también, Sifus de Kung Fu.
Una serie de sustituciones que cumplen la función de "Nombre del Padre"
¿Que es el "Nombre del Padre"? No me refiero a la plegaria católica.
Es la denominación de un concepto que indica un símbolo ( o un conjunto de símbolos ) que permite al sujeto humano ingresar al mundo del lenguaje y de los otros, organizarse sin volverse loco, desprenderse del deseo de la madre y abrirse camino en el mundo conforme al descubrimento de su propio deseo.
"Nombre del Padre" es un concepto que organiza el mundo simbólico para que el sujeto ( hombre o mujer) no caiga en la locura de quedar atrapado en u mundo fantásitoco interior. Lo ayuda a salir al mundo de los otros, y lo invita (y empuja).Le dice de diferentes modos: "salí al mundo, viví, conseguí aquello que te haga mas feliz, aquello que quieras y necesites. Vos podés!"
Siempre le cuento a mis alumnos que mis sifus me enseñaron una técnica y una teoría, pero fué el diván y mis analistas quienes me ayudaron a sacarme mis inhibiciones y animarme a ser buen practicante, a convertirme en maestro. Muchas veces acostado en el diván, solo hablando, trabajaba sobre cosas que luego, fuera de sesión, producián un efecto revolucionario en mi práctica marcial, y en mi vida en general.
Por eso en la placa de mi escuela, hay tres símbolos lógicos:
"wing chung <> zen <> psicoanálisis"
No se trata de obligar a otros a hacer la misma experiencia que yo, sino de indicar simplemente el lugar desde donde hablo, sin rodeos ni ocultamientos. Se trata de decir desde que experiencias y enseñanzas yo me autorizo a mí mismo a situarme en el lugar de maestro guía para alguien. De explicitar las experiencias diversas de "nombre del padre" que me permitieron acceder a mi inconsciente , y me forjaron y me afectaron en mi vida y mi formación. Así indico los instrumentos ( movimiento, silencio y palabra) que utilizo en mi ejercicio profesional com Maestro Guía.
¿Que me sostiene y me asegura que mi abordaje funciona? Sólo se trata de mi experiencia personal?
No.
Hay resultados, muchos casos, muchas personas que confiaron en mí, y que trabajaron con sí mismas, y hoy viven mejor, son distintas que cuando vinieron, y sin embargo son "ellas mismas", han profundizado su subjetividad, han recorrido su propio estilo, saben pelear en artes marciales, pero también han modificado su vida de acuerdo a su medida, a su deseo, a sus posibilidades.
Han ejercitado y desarrolado su "nombre del padre": viven mas cercanos a sus deseos, defienden y luchan por sus convicciones, que muchas veces son diversas de las mías.
Ese es mi homenaje a mi padre, a todos los padres, y a los "profesionles de la función paterna": quienes ejercen la noble profesión de permitir que haya sujetos que tomen contacto con sus deseos, y tengan la fuerza y habilidad para seguirlos, aceptando sus consecuencias.
Sin "Nombre-del-Padre" no se puede vivir en el mundo común de los semejantes, con los otros.
Aquellos que eluden sus efectos y consecuencias, solo postergan su propia evolución y su liberación.
Por eso levante mi copa y saludo a los padres reales y simbólicos que ejercen la difícil función de ayudar a alguien a convertirse en "sí mismo"!
La libertad del sujeto es un invento de Occidente.
En Oriente no existe.
LC